29 de diciembre de 2010

Teoría de las opiniones.

Estoy total y absolutamente convencida de que si bien nos queremos más que a los demás, nos importan más sus opiniones que las nuestras. Supongo que es porque son opiniones parciales, porque los demás no nos quieren como nos queremos a nosotros mismos. Me pregunto, incluso, quién sería yo si no fuese porque hay otro para mirarme y opinar. Hace poco tuve un episodio en terapia:

- Bueno, no sé qué más contarte. ¿Qué pensás?
-¿De qué?
- No sé, de todo lo que te conté. De mí.
- Pienso que es muy prematuro para pensar algo. Más adelante, con más encuentros, te voy a decir lo que pienso.
- Lo que pasa es que si te tomás tu tiempo para pensar qué pensás de mí, para el momento en que me digas tu opinión, va a ser una muy absoluta. No voy a poder refutarte nada porque todo va a cerrar herméticamente. No quiero saber tu opinión perfecta, quiero saber tu opinión instintiva. La de la primera impresión.
- ¿Y por qué pensás que vas a querer refutarme lo que opine sobre vos?

Silencio.

- Porque vas a tener razón.

Silencio.

-¿Dejamos acá?

Siempre me la termina con esa clásica pregunta que se recibe más como un desgarro anal que como una propuesta. 

28 de diciembre de 2010

Teoría de la Mirada Penetrante y Profunda.

Te quiero, le dije. Y él me aplicó la técnica de MPP o Mirada Penetrante y Profunda.
Hilemos fino. MPP es una mirada masculina que data de toda la vida y que la mujer instintivamente (nadie habla de este instinto, pero viene incorporado en la vagina) traduce a "me miró con cara de..." seguido de un párrafo con contenido emotivo pegajoso más conocido como "de cosas lindas", que la mujer atribuye a una discapacidad verbal en un área del cerebro que tiene que ver con la expresión sentimental. Ejemplifique: “le dije que lo quiero y me miró con cara de que él también, de que me extraña todos los días, que me mira el Facebook y no le gustó nada que me comenten la foto en bikini, no sé cómo explicarte, pero me miró y yo no necesité más nada, es obvio que a él le pasa lo mismo que a mí.”
¿Por qué somos tan ingenuas de rellenar sus vacíos con todo lo que nos gustaría escuchar? El tipo no te quiso decir que él también, punto. No hay nada para entrever. El mundo masculino no connota -y ahora más de uno debe estar en la duda de si connotar era el que lo dice directo o ese era denotar-.
Encima, algunos, los más audaces, la hacen premium y le introducen el plus Beso Seguro post mirada. Beso que se interpreta como un sello de todo lo que se descubrió en MPP, como una rúbrica, una confirmación: “sí, siento todo eso que vos pensás que siento pero soy tan incapaz de manifestarme porque tuve una mamá sobreprotectora que este es mi único canal de transmisión. Pd: es increíble cómo nos entendemos”.
Así que al final yo le dije te quiero y él, con esa mirada sostenida, lo convirtió en un te quiero retórico, dejando que me ilusione en base a mis propias ilusiones, dejando que lo imagine en mi mesa de navidad, riendo con esas carcajadas que incluyen tirar la cabeza para atrás y golpear la mesa o la pierna con la palma de la mano como pidiéndole pido a la diversión.
Qué injusto todo.